Con apego a los detalles arquitectónicos que le caracterizaron durante su época de bonanza económica -gracias a la industrialización y comercio del "oro verde"-, la hacienda Xcanatún emerge de prolongado abandono para transformarse en atractivo hotel y restaurante.
Ubicada a ocho kilómetros al noreste de Mérida, la antigua finca, como otras de su tiempo, primero fue estancia ganadero-maicera antes de convertirse en henequenera, cuando el cultivo del agave se consolidó a principios de este siglo, después de la Guerra de Castas.
Para llegar al lugar hay que tomar la carretera Mérida-Progreso y doblar, a la altura del Parque de Industrias No Contaminantes, en un desvío hacia el noreste que comunica con el poblado de Xcanatún. Toda la vía está en buenas condiciones.
Aunque son escasos los datos históricos, se sabe que la finca Xcanatún comenzó a edificarse a principios de 1800, durante la década de los 20. Fungió como estancia ganadera propiedad del Sr. Manuel Zapata Martínez, y después pasó, de una generación a otra, como herencia familiar.
Hoy día, el inmueble pertenece al Sr. Jorge Ruz Buenfil -hijo del arqueólogo Alberto Ruz Lullier, descubridor de la Tumba de Palenque, Chiapas-, quien adquirió la propiedad en 1994 mediante contrato de compraventa con la Sra. María del Rosario Solís Marcín de Palomeque.
Transformado en un espacio atractivo, ideal para las personas que buscan descanso y tranquilidad en contacto con la naturaleza, la ex hacienda -levantada sobre las ruinas de asentamientos mayas precolombinos- abre otro capítulo en la historia de Yucatán.
El nuevo establecimiento turístico tiene restaurante, albercas, gimnasio, servicio de "spa" y 18 suites. Las instalaciones están distribuidas en poco más de 24 mil metros cuadrados de terreno, con vegetación tropical y coloridas flores.
A los huéspedes se les ofrecerán planes turísticos que incluyen visitas a Mérida y a las zonas arqueológicas y cenotes de Yucatán. Para el entretenimiento, en los amplios jardines se construyó una cancha de "petanca" (deporte europeo parecido al boliche, pero que se practica al aire libre, en arena).
En el restaurante se pueden saborear platillos típicos de la región y un menú especial de la casa, a base de ingredientes y frutos tradicionales de Yucatán y el Caribe.
El restaurante se ubica en lo que fue la casa de máquinas -cerca de la carretera Mérida-Progreso-. Cuenta con elevador que se distingue por el trabajo artístico de herrería, acorde con el complejo arquitectónico; conduce a la planta alta, a uno de los dos salones privados que se utilizarán para comidas o cenas especiales. Ambos están decorados con muebles antiguos, de principios de siglo.
Lo que fue la capilla del lugar sirve como sala de usos múltiples para seminarios, conferencias y reuniones para grupos reducidos.
El inmueble no posee un determinado estilo arquitectónico. Es ecléctico, pues tiene una mezcla de los primeros edificios que corresponden a la época colonial y de los que se levantaron a principios del siglo XX.
Ubicación